Puede que haya pasado mucho tiempo, tal vez el matrimonio de una pudo apaciguarlo, quizá el suicidio de la otra lograse el mismo efecto, más el sentimiento por la otra, sigue estando allí…

Son un total de 12 años desde que la mejor amiga de Jennifer tuvo que aceptar un matrimonio que beneficiaría a su familia y a la de su actual fallecido esposo. No pensó que todo aquello tendría alguna consecuencia negativa hasta que, un par de días después, recibió una terrible noticia… aquella persona que tanto amaba y tenía que dejar por razones económicas, había cometido suicidio, sin la capacidad de poder verle una última vez.

El matrimonio de la joven funcionó algo mal los primeros meses. Ellos no se querían y ambos lo sabían, lo que provocaba peleas y los mantenía distantes… más, con el tiempo, lograron comprender al otro e hicieron un trato, para poder estar más libres en su “encierro”, como veían ellos ese matrimonio. La idea era convertir aquel matrimonio en una fachada, teniendo el su “verdadera pareja”, una joven que para hacer todo más fácil, comenzó a trabajar para ellos como empleada, más, nuestra chica… dormía sola en una habitación, descansando junto a una foto de aquella persona que una vez en el pasado amó. La supuesta pareja del matrimonio pasó a convertirse en amigos cercanos, lo cual, de hecho, provocó que ella fuese quien más llorase junto a la amante durante el funeral de él.

La soledad se apoderó de la vida de nuestra chica cuando aquel hombre desapareció de su vida. Definitivamente no lo amaba, pero era una gran compañía y una persona de buen corazón. Ahora necesitaría a alguien para rellenar aquello que falta en su vida… y quizá alguien que vaya a durar más tiempo que ella era una buena opción. Unas semanas después del funeral, decidió conseguir un androide para ella sola, más, cuando vio el catalogo, no pudo hacer más que echarse a llorar. — ¿Qué sucede señorita? — Consultó el vendedor. — Creo que vi un fantasma… la quiero a ella, ¿Sí? — El hombre, confundido, notó que era aquella chica que se le pidió cuidar. — Está bien, voy de inmediato… — No pasó más de media hora hasta que Genny salía por el pasillo, siendo lo primero que notó, una mujer pálida y temblorosa, llena de lágrimas…